Nos enseñó a descubrir las pequeñas cosas que dan sentido a la vida.
A combatir los miedos aprendidos, para despertar las emociones.
Nadie mejor que ella sabía el poder sanador de los afectos compartidos.
Seguramente el homenaje que nos pediría, sería que recordemos que nos quería… y que estaba feliz.
Saludaría a la primavera --y con el sol como testigo--, nos acompañaría con su imborrable sonrisa, invitándonos al abrazo colectivo.
A combatir los miedos aprendidos, para despertar las emociones.
Nadie mejor que ella sabía el poder sanador de los afectos compartidos.
Seguramente el homenaje que nos pediría, sería que recordemos que nos quería… y que estaba feliz.
Saludaría a la primavera --y con el sol como testigo--, nos acompañaría con su imborrable sonrisa, invitándonos al abrazo colectivo.
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